III
LAS FLORES
Mi niñera los nombres de todas me enseñó:
Ligas de jardinero o Zurrón de pastor,
Botones de estudiante o Bata de señora,
y el de la más crecida, que es Doña Malvaloca.
Lugares encantados, encantadas sorpresas
y bosques encantados donde la avispa vuela,
árboles diminutos para enanas y enanos,
¡sus nombres, a la fuerza han de ser encantados!
Bosques en miniatura que guardan en sus ramas
las casitas umbrías que construyen las hadas;
árboles diminutos: rosales o claveles
a los que se encaraman las hadas más valientes.
Las plantas, cuando crecen, es como por encanto,
pero estos bosquecillos son los más encantados;
y si no fuese yo tan alto como soy,
en ellos viviría muy feliz desde hoy.