VIII- PAÍSES LEJANOS


VIII

PAÍSES LEJANOS

Nadie más que yo se atreve a trepar
y desde el cerezo al mundo mirar.
Me sujeto al tronco fuerte con las manos
y puedo observar países lejanos.

Ahí está la puerta del jardín vecino,
sus flores, sus árboles, ¡qué bien los distingo!
y un montón de sitios con muy buena pinta
que no había visto en toda mi vida.

He podido ver el río a lo lejos
reflejando el cielo igual que un espejo
y muchos caminos subiendo y bajando
por lo que pasaba gente caminando.

Si puedo trepar a un árbol más alto
llegaré a ver sitios aún más alejados,
donde desembocan en el mar los ríos
y en el horizonte cruzan los navíos,

desde donde salen caminos que llevan
a la tierra mágica de las hadas buenas
en donde los niños cenan a las siete
y donde están vivos todos los juguetes.